De las nubes o sobre la memoria contra el fascismo
- Rafael Mondragon
- 15 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 mar
Por Mariana Masera
El mundo parece estar hundiéndose, pero yo sigo narrando su historia como al principio, con la voz cantarina que me sostiene, salvado gracias a esta narración del caos del presente y protegido para el futuro. Se acabó divagar como antes yendo adelante y atrás a través de los siglos, solo puedo pensar de un día a otro, mis héroes ya no son los soldados y el rey, sino las cosas de la paz […] Pero todavía nadie ha conseguido entonar una epopeya por la paz, ¿qué pasa con la paz, que no consigue apasionar largamente y apenas se deja describir? ¿Dejo rendirme ahora? Si me rindo, la humanidad perderá su narrador. Y si la humanidad pierde algún día su narrador, habrá perdido también su infancia.
Wim Wenders, El cielo sobre Berlín, 1987.

Mientras recorro las calles de Berlín, una ciudad memoriosa, por voluntad o a contrapelo, en sus piedras y en sus nubes, se construyen sobre el cielo catedrales vaporosas o montañas. Como dijo Borges:
No habrá una sola cosa que no sea
una nube. Lo son las catedrales
de vasta piedra y bíblicos cristales
que el tiempo allanará.
Las nubes que se arremolinan o se remansan formando una frontera entre el cielo y la tierra, dejándonos inquietos en la zozobra de los tiempos de odio que se repiten. Como en los últimos meses, o años, quizás, donde hemos visto cómo han arrasado los más ricos y los más pedestres de la tierra cualquier concepto civilizatorio. No me refiero a la civilización colonialista, sino más bien a un concepto que habla de una comunidad organizada. Basta, llanamente, con hablar de comunidad frente a lo individual.
En estos años hemos estado distraídos con numerosos tratados y enmiendas y nos hemos olvidado del verdadero peligro: el fascismo neoliberal. Lentamente, los tiranos han ido desmontando todas aquellas instituciones que permitían formar una comunidad de cuidados. Basten dos ejemplos esenciales: la salud, borrada por las aseguradoras (ya solo los elegidos pueden pagar los hospitales), y, ahora, la educación: las escuelas primarias, las secundarias y las universidades.
Una comunidad no es la simple suma de individuos: es un conjunto de seres que se procuran cuidados, que se ayudan para la vida, que construyen su propio sentido a través de relatos, ya sea religiosos, ya sea literarios… Como se ha hecho desde los más antiguos tiempos.
Baste pensar en los perfiles más mezquinos de los neoliberales-fascistas. Aquellos que saludan con un brazo estirado pensando que la muerte sólo le toca a los demás y no a ellos, o a los que quieren irse a vivir a Marte, aquellos que se sientan en la mesa mientras perpetran un genocidio, aquellos que ahora mismo se enarbolan en estas redes para cobrarnos nuestras palabras, o aquel que perpetra una larga dictadura contra su pueblo. Esos son los tiranos que solo alcanzan el presente, y cuya fortuna es ya estúpidamente enorme —tan enorme que s´plo significa algo porque creemos en un símbolo llamado dinero. Y toda esa inmensa multitud de dinero, de maldad, de cobardía, de impunidad y de indiferencia no basta ni siquiera para salvar una vida, una memoria…Un ser humano.
Los tiranos, siempre ignorantes, pedestres y vanidosos, han hecho creer a aquellos que no ven sus manos iracundas que existe un lugar para ellos. Como Milei y otros lo comprueban cada día, hay un solo lugar, y ese es el del tirano: “Para el ur-fascismo, los individuos en cuanto individuos no tienen derechos, y el «pueblo» se concibe como una cualidad, una entidad monolítica que expresa la «voluntad común». Puesto que ninguna cantidad de seres humanos puede poseer una voluntad común, el líder se erige como su intérprete. Habiendo perdido su poder de mandato, los ciudadanos no actúan, son llamados solo para pro toto a desempeñar el papel de pueblo. El pueblo, de esta manera, es solo una ficción teatral” (Umberto Eco, Contra el fascismo).
Desde el 12 de enero de 1977 yo no olvido. Detrás de los tiranos está la bota que rompió la puerta, detrás de la bota el grito, detrás del grito la tortura, detrás de la tortura el cuerpo, los cuerpos que caen vivos desde el avión desde las nubes al río. Por eso, como dice Umberto Eco:
Debemos estar atentos para que el sentido de estas palabras no vuelva a olvidarse. El ur-fascismo está aún a nuestro alrededor, a veces vestido de paisano. Sería muy cómodo, para nosotros, que alguien se asomara a la escena del mundo y dijera: «¡Quiero volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar solemnemente por las plazas italianas!». Por desgracia, la vida no es tan fácil. El ur-fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice a cada una de sus formas nuevas, todos los días, en todos los rincones del mundo […] Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca. Que este sea nuestro lema: «No olvidemos».1
Y mientras las nubes navegan el cielo o los cielos dejándonos atónitos con su belleza, tendremos nuestros ojos en la nuca para vigilar, para hacer memoria y pregonar la vida, como dijo Juan Gelman:
Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero.
Berlín, a 7 de marzo de 2025.
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1 Fragmento de Contra el fascismo de Umberto Eco.
Mariana Masera ha desarrollado una extraordinaria carrera como investigadora y creadora de espacios universitarios. Sus libros y proyectos colectivos, herederos de la preocupación política y filológica de Margit Frenk, han abierto vías inéditas para la comprensión de la lírica popular, la literatura tradicional y los impresos populares. Mariana también viene de una familia de militantes que resistieron a la violencia de Estado en Argentina, y por ello es una decidida luchadora a favor de la verdad, la memoria y la justicia.
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