Palabras para escuchar a la infancia

Le pedimos a Alejandra una carta que explicara de qué tratan sus cuentos. Esto es lo que nos mandó:

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El viernes 18 de octubre Chile entero se prendió. El fuego se estaba incubando hace 30 años, pero la mecha fue prendida por los estudiantes secundarios que llamaron a saltar el torniquete, en respuesta al alza de 30 pesos en el valor del metro. Esa noche hubo violencia, hubo fuego, y hubo un gobierno que cobardemente decidió aplicar la fuerza antes que la respuesta a las demandas, que optó por el castigo y la represión. Los que vivimos en la región de Valparaíso y que salimos a protestar ese sábado 19 tuvimos casi 45 minutos para poder volver a nuestras casas porque se activó un toque de queda que reguló nuestras vidas demasiado tiempo. Las fuerzas armadas en las calles. Chile en estado de Emergencia, Chile en estado de emergencia no por terremoto, no por volcanes, no por tsunami. Chile en estado de emergencia por protesta social. ¿Y los niños?

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Nací en 1976. Nací en dictadura. Toque de queda, dictadura, caceroleo, desaparición, degollados, fueron las palabras que tuvimos que aprender los niños de la dictadura, tal como lo indica Patricia Castillo en su libro Infancia en dictadura. Esas palabras y otras horriblemente nuevas como estallido ocular, volvían ahora de repente pero eran dichas por mis hijos, por nuestros hijos, que junto a nosotros veían las noticias, escuchaban el helicóptero, veían a los militares en las calles. ¿Qué hacemos ahora? Pues escribir, hablar, pintar, porque no íbamos a permitir que la bota impusiera el silencio otra vez. Y escribí. Escribí primero Las noticias precisamente porque nuestra vida estuvo invadida de eso y necesitaba trazar un puente con mis niñxs, con todxs los niñxs. En México Rafael Mondragón me contactó con Yamila Garibay que lo ilustró tan bellamente. El cuento formó parte de un taller con el que comenzamos rápidamente a trabajar con lxs niñxs que estaban viviendo esta nueva violencia de Estado. Taller que implementamos con mi amiga psicóloga Claudia Espinoza y el también psicólogo y músico Esteban Silva. La corporación de educación de Valparaíso nos abrió las puertas de sus escuelas, que estaban con sus clases suspendidas producto de la revuelta. Trabajamos con los niños que llegaban a retirar su alimentación, a buscar un espacio de cuidado en su escuela. El cuento sirvió para que pudiéramos hablar. ¿Qué nos pasa? ¿Qué sentimos? Lxs niñxs hablaron dibujaron, bailaron y conversaron. ¡Hasta una canción hicimos después con todas las palabras que surgieron de esto! (https://www.youtube.com/watch?v=i_Xww31PMhk)

Al ratito escribí Emi y las ollas. Yamila otra vez lo ilustró, como si hubiera estado metida adentro de mi cabeza. Trabajamos con él en un espacio con otros adultos, para que pudiera replicar la experiencia con niñxs en espacios comunitarios. Porque ya no era la pena o el dolor el que nos invadía, sino que la esperanza, la organización y el movimiento y lxs niñxs en Chile han formado parte de todo.

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Estos cuentitos han permitido que hablemos, su lectura ha producido más y más palabras. Palabras para lxs niñxs y para lxs adultxs. Palabras que han cuidado, que han protegido y desde las que nos levantamos, otra vez.

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